Hay veces que preferimos escondernos, ocultarnos detrás de algo, no importa cuan real o irreal sea, nos sirve como escudo. Cuando uno elige protegerse de alguna forma, es por que algo anda mal, algo se nos va de las manos con el peligro de estallar constantemente. Hay circunstancias, momentos y acciones que se nos escapan, nos parecen imperceptibles a simple vista pero, ¿Qué pasa cuando esas acciones o momentos se nos vuelven en contra y parecen atacarnos? Nos ocultamos, buscamos un escondite de ése monstruo que nos aterra, ése monstruo que nosotros mismos engendramos y que no sabemos como controlar. Pero esconderse no sirve, sólo nos hace más cobardes.
Es por eso que nos escondemos, ése monstruo que nos aterra, que nos rodea para luego saborearnos. Parece tan simple puesto así.. ése monstruo tan aterrador, somos nosotros mismos.. ésa cita pendiente a la que faltamos siempre, simplemente por el miedo a vernos tal cual somos.