viernes, 5 de marzo de 2010

El último corner.


De la noche no quedaba nada, había un cielo todo gris. Volví a casa hablando cualquier cosa con le tipo del remis.
Algo me hizo entonces bajar antes al pasar por la estación. ¡Qué palabra bella, cierta y tan exacta es corazonada!
Igual que el arquero que abandona su arco se va a cabecear el último corner desesperado, fui a meterme en aquel
bar. Vos estabas en la barra sola con tu copa de malvec; supe que eras mía, que era gol, apenas vi tu lengua lila.
Caminamos la cuidad, apurados, casi sin hablar. Yo pensaba: "¿Cuánto vale empatarle así a la soledad, a mi soledad?"
Goles que no ganan campeonatos, pero elevan la moral. Empates que empilchan como victorias, por el modo en
que se dan. Vos estabas en la barra, sola con tu copa de perfil; supe que eras mía apenas tu mirada se metió en
mis ojos. Aturdimos la cuidad a los besos, casi sin hablar. Yo pensaba: "¿Cuánto vale empatarle así a la soledad,
a mi soledad?" ¿Quién ira a saltar sin timón?, ¿Quién irá a saltar? Quiero cabecear el ultimo corner-

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