sábado, 6 de marzo de 2010
Sólo un segundo.
La recuerdo sin azúcar, y sin crema y sin excusas. La recuerdo en la mañana despertándose en mi cama. La recuerdo en la pereza de una rutina que empieza. La recuerdo preocupada por lo que hoy no vale nada. La recuerdo en sus dilemas, entre cuentas y poemas, en el ruido de la calle perdida siempre en los detalles. La recuerdo, sin vergüenza. La recuerdo en un segundo en que llegó a lo más profundo. Y dejó en mi corazón la marca de su amor, en sólo un segundo. ¿Cómo fuímos a parar, del cielo a este lugar en sólo un segundo? No recuerdo bien su cara, ni su voz, ni su mirada. No recuerdo sus historias, ni sus penas, ni sus glorias. Lo que a veces me la encuentro caminando entre mis sueños. Me recuerda un sentimiento del que ya no somos dueños.
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