miércoles, 4 de noviembre de 2009

Hay un universo de pequeñas cosas.


¿Por qué hay estrellas que brillan, pero no se ven? Y existe gente que nunca llego a conocer, aunque los pueda ver. Son los azules heridos del amanecer, se desprenden del cielo arañandome, arañandote. Hay un universo de pequeñas cosas que solo se despiertan cuando tú las nombras. Todo lo que es bello está esperando tu mirada. Tengo una caricia que sin ti se me derrama. Hay un universo hecho de pequeñas cosas, que vuelan sobre tu cabeza si las soplas. Hay atardeceres que no acaban de ponerse; hay un mar entero resumiendose en tu boca. Y yo te juro, vida mía, que lo surqué, preguntale a tu piel. ¿Ya no te acuerdas?, compañerita mía, cuando te hable de mi universo ¿ves? No me creías, ¿no? Que existen los rincones donde el amor se esconde. Todo un universo de pequeñas cosas, en el me esta esperando ella de una nube a otra. No hay una promesa que resista aquellas dudas, no hay una caricia que le pueda a aquella luna. Y yo te juro, vida mía, que desde ayer la luna esta en tu piel. Yo te lo juro, vida mía, te encontraré junto al espacio aquel, tu y yo y el cielo, el cielo que existe en los rincones, donde el amor esconde. Porque hay estrellas que brillan por ahí, lo sé, y existen sitios que nunca pude conocer. Por eso ven a ver conmigo el sol aquél de plata salpicandonos los mares de pequeñas cosas. Hay un universo de pequeñas cosas en el que los amargos trenzan flores pa' adornar fronteras. Hay una mirada que susurra a mis espaldas cuando los secretos o se dicen, o se callan. Si yo te juro, vida mía, qué puedo hacer de éste universo, para ti uno bien. Y tú me juras, vida mía, que puede ser tu, y yo y el cielo aquél. Y yo te juro, vida mía, que puedo hacer de este universo, para ti uno bien. Y tu me juras, vida mía, que puede ser, que existe en los rincones, las tardes que se ponen.

martes, 3 de noviembre de 2009

¿Lo ves?

Nuestro amor era igual que una tarde de Abril, que también es fugaz, como ser feliz. Pudo ser y no fue por ser la vida como es, nos dio la vuelta del revés. ¿Lo ves? Nuestro amor era igual que una mañana sin fin, imposible también, como no morir. Es que fue o será, porque el diablo es como es, juega contigo al esconder, ¿lo ves? Y ahora somos como dos extraños, que se van sin más, como dos extraños más, que van quedándose detrás. Yo sigo estando enamorado y tu sigues sin saber si lo has estado, si te quise alguna vez, ¿lo ves? Después nos hemos vuelto a ver alguna vez y siempre igual, como dos extraños más que van quedándose detrás. Este extraño se ha entregado hasta ser como las palmas de tus manos, y tú sólo has actuado y yo, aún sabiendo que mentías, me callé, ¿y me preguntas si te amé?, ¿lo ves? Yo que lo había adivinado, y tu sigues sin creer que se ha acabado. Por una vez escúchame, ¿lo ves? Mirándonos aquí, diciendo adiós.