jueves, 6 de mayo de 2010
Nueces
Él era solo un niño de trenes sin destino, buscaba su camino y de repente algo cambió su vida en la estación. Allí estaba ella, única con pulseras, con flores en el pelo y la sonrisa comiéndole la cara con algodón. Cuantos días, cuantos meses, cuantos años esperando que la vida lave todo el desengaño. Cuantos días, cuantas nueces, veinte años, separados no lograron apagar ese amor. Pero llegaron tiempos, oscuros y violentos en que toda la vida, era un callejón que no tenía salidas, solo desolación. Ella partió deprisa, voló como una brisa, huyendo de esos días y él lo comprendió, porque estalló en pedazos su corazón. Cuantos días, cuantos meses, cuantos años, esperando que la vida lave todo el desengaño. Cuantos días, cuantas nueces, veinte años separados no lograron apagar ese amor, ese amor. Pero un día se encontraron como trenes de ida y vuelta en el andén; se abrazaron, se besaron y todo empezó de nuevo otra vez. Cuantos días, cuantos meses, cuantos años esperando que la vida lave todo el desengaño. Cuantos días, cuantas nueces, veinte años separados no lograron apagar ese amor.. Ése amor.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario