Un tedio sigiloso a raíz de una amistad que tan pocas cosquillas me alcanzaba a generar. Un tonto se conforma con un pájaro a su merced, yo faltándole a esa norma porque siempre quiero cien. Premio a la perseverancia: Tus dotes me adjudiqué. Sectario de tu elegancia, fui feliz aquella vez. Es que hay fuegos que no logran extinguirse. O aquel no pudo, al menos, y será que yo no quise. Me convierto en represor de mis impulsos, se me distorsiona el pulso y se hace ausente, por un rato mi respiración. Son enfectos razonables por la falta, de lo que mi alma se jacta: Ser la dueña para siempre de SU perfección.jueves, 17 de junio de 2010
Un tedio sigiloso a raíz de una amistad que tan pocas cosquillas me alcanzaba a generar. Un tonto se conforma con un pájaro a su merced, yo faltándole a esa norma porque siempre quiero cien. Premio a la perseverancia: Tus dotes me adjudiqué. Sectario de tu elegancia, fui feliz aquella vez. Es que hay fuegos que no logran extinguirse. O aquel no pudo, al menos, y será que yo no quise. Me convierto en represor de mis impulsos, se me distorsiona el pulso y se hace ausente, por un rato mi respiración. Son enfectos razonables por la falta, de lo que mi alma se jacta: Ser la dueña para siempre de SU perfección.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario