miércoles, 23 de diciembre de 2009

Asquerosamente perfecto.


Era él, era su perfume.. Era la enfermiza figura de su sonrisa incapaz de borrarse de cualquier lugar. No lo pude ver –quizás no quería hacerlo- pero esta vez, realmente estaba empezando a querer. Me pregunté a mí misma cuantas veces lo había soñado, MUCHAS. Esta vez era diferente, o al menos eso quería creer. El había aparecido de la nada, era un buen compañero, quizás hasta un mejor amigo de lo que esperaba. Era alto, rubio, con esos ojos que dejan atónito a cualquiera.. Además de testarudo, egoísta y caprichoso, era asquerosamente perfecto.

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