domingo, 15 de agosto de 2010


La ciudad me mira con tus ojos, las calles llenas de cansancio. Esperando una nueva batalla, todo sigue igual, como lo dejamos. Un mar de otoño se muere en la acera, la soledad me espera fuera. Los parques abrigan oscuros a niños sedientos de nostalgia. Se mienten, se abrazan desnudos, lloran y el sexo les abrasa. Yo también dije esas mentiras. Hoy no me pidas que las repita. La ciudad parece un mundo cuando se ama a un habitante, y hoy la ciudad nos enseña que no soy, ni seré, tu mejor amante. La ciudad parece un mundo cuando se ama a un habitante, y hoy la ciudad nos enseña que no somos, ni seremos nunca, los de antes. De noche las camareras, que ignoran mi existencia, a las que amo, me sirven una cerveza y alardean de los hombres que han devorado. Malditas todas las mujeres que me han herido, que me han negado. Regreso a todos los lugares en los que te amé, loco y borracho, el oscuro bar donde yo te convencí de que mentir no era tan malo. "No pienses en él esta noche y dime que me amas, que él no te oye". La ciudad parece un mundo cuando se ama a un habitante y hoy la ciudad nos enseña que no soy ni seré tu mejor amante. La ciudad parece un mundo cuando se ama a un habitante y hoy la ciudad nos enseña que no somos ni seremos nunca los de antes.

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