viernes, 1 de octubre de 2010


Siempre voy a tenerte que agradecer que hayas sido conmigo tan embustera, 
y me hayas enseñado lo que es querer bailar, mientras rodamos por la 
escalera. Has despejado mis dudas, y has logrado que aprendiese a ser un 
perfecto Judas, desde la jota a la ese. Contigo que comprendido que la 
humedad, es algo que se seca y se olvida. Gracias a ti, he sabido que la 
verdad es sólo un cabo suelto de la mentira. Por eso sé que perderte no 
era quedarse sin nada, la muerte es sólo la suerte, con una letra cambiada. 
Embustera, tu corazón es una cremallera de Christian Dior, blanqueas 
emociones, traficas con botones, pierdes con mi perdición. Dormir contigo 
es repetir francés en una facultad, donde un Miró parece una esquela y 
enseñan cuánto mide la oscuridad, sumando pesadillas y duermevelas. 
Hoy llamo a las rosas, pan y al vinagre, desatino; las mujeres que se van, 
se quedan en el camino. Por mucho que me duela, debo admitir que 
otras me ven sin ropa y tú, desnudo. Será mucho mejor si pretendo 
huir, cortar la cuerda, deshacer el nudo. Ya no juego en tu tablero. 
He roto nuestra baraja. Sólo diré que te quiero, si es a punta de navaja. 

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