miércoles, 23 de febrero de 2011

Noche explotable del mes de Diciembre, y el verano asomando su vientre. Un ego sobrevolando la atmósfera, y la rudencia dentro de una bóveda. Una histeria innecesaria, así como descabellada, abandoné cuando te vi. Sentí estragos en el pecho, del más loco frenesí. Abundancia de promesas, y una súplica de ayuda para ir juntos a la luna. Pasional como sutil, me arrebataste el cielo y lo adornaste. Y con el tiempo me enseñaste qué es el amor, y que en la cama no hay restricción. Hoy sé que no debe existir placer como admirarte reír. Nunca va a haber otra mujer que me ame así.

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